-¡Samara!-gritó mi madre desde la cocina. Apenas la oí, estaba demasiado inmersa en mi música. Cuando me dí cuenta de su llamamiento, alcé la vista por los escalones.
-¿Qué quieres, mamá?-pregunté delicadamente, sabía que si lo decía groseramente, mamá me castigaría y tenía una cita muy importante a la que debía acudir.
-Necesito que me cojas la bandeja de plata.
Ya estaba de nuevo, mamá y sus pequeño tamaño la impedían alcanzar la mayoría de las cosas que se encontraban en la cocina y mientras papá trabajaba, tenía yo que satisfacer sus pequeños caprichos cocineros. Le alcancé la bandeja y volví a mis que haceres.
Nirvana me esperaba en mi cuarto. En el reproductor sonaba Smells like teen spirit. Mi cuarto, adornado de grandes posters de Nirvana y otros grandes grupos volvía mi cuarto aún más tenebroso de lo que era. Patas, mi tarántula, hacía tres días que campaba a sus anchas por mi cuarto. Desde entonces, mamá no lo pisa. Sigo sin encontrarla pero al menos, espero que se decida a salir algún día de su escondrijo, seguramente fabricado de calcetines sucios.
Aún no sabía que hora era, el reloj del portátil no marcaba la hora exacta, sería imposible que estuviésemos en las 03:15, no era de madrugada. Y mi cuarto brillaba por la ausencia de relojes. Decidí no darle más vueltas y esperar a que me llamarán a cenar.
-¡A cenar!-gritó mi madre pasados 20 minutos.
Baje corriendo las escaleras. Mamá cocinaba bien, siempre hacía alguno de sus exquisitos platos para cenar.
-¡Mmmm! ¡Chuletas!-exclamé extasiada por la idea de comer carne. Me gustaba la carne y sobre todo las chuletas de mamá.
Terminé de cenar y subí a mi cuarto. Me tocaba el turno de noche en el bar. Nunca me gustó trabajar en el bar en el turno de noche. Siempre había borrachos en sus últimas y juerguistas poco apropiados.
Me cambié mi pijama negro por unas medias rosas y negras a rayas y mi fabulosa falda de tutu negra. Lo combiné con un corpiño negro de cordón y me calcé unas botas de combate recién compradas. Junté todo eso con un colgante de llave antigua y mis guantes de red hasta el codo sin dedos. El maquillaje era el de siempre, un smooky eyes negro y un color de labios morado oscuro. Me puse el aro en el labio para que mi agujero no se cerrase.
¡Hola! ¿como estás? Me gusto el primer capitulo, aunque no puedo decir mucho, porque es el principio, asi que continuare leyendo :). Ah, por cierto has escrito "La alcancé la bandeja..." pero creo que seria mejor así "Le alcancé la bandeja...". Bueno, me despido, te cuidas mucho, y adiós.
ResponderEliminar¡Hola! Yo también pensé eso, pero consulté y al ser la madre de Samara una mujer es "La", pero de todos modos creo que lo cambiaré porque suena mal.
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